Vale la pena
Siempre he sido la gordita de la familia.
¡Adivinen!, No fui, no porque no tuviera ganas, simplemente
no tenía nada que ponerme, ¡literalmente!no tenía nada para ponerme. Hago un pequeño
remiendo a unos leggings me pongo un suéter amarrado a las caderas para
disimular lo rasgado y me dirijo al centro comercial más cercano, justo cuando
voy a entrar a la tienda recuerdo lo que
odio de comprar pantalones, el estrés de no saber mi talla, el sufrimiento de
no poder comprar lo que me gusta y la pobreza, ¡la maldita pobreza! Que no me deja
comprar varios pares de pantalones o leggings para sobrevivir a diario (la ropa
XL es más cara), pero, ¿que se supone que haga? ¿Andar desnuda en la
calle? Voy al probador con un par que creo
es el que puede quedarme, me arriesgo con una talla que es menor a la que
compre la última vez y pienso en la derrota que voy a sentir si tengo que salir
a buscar una talla más grande, pienso en cuanto me arrepiento de haber ido a
comprar y como desearía no haberme comido la avena del desayuno (seguramente si
no hubiera comido sería una talla menos).
Jeans que compre en Enero 2016
Me meto al vestidor,
me quito los leggings y me doy vuelta para no ver que va a suceder en esta
situación tan estresante, meto una pierna y está bien, luego meto la otra
pierna, ¡adivine! ¡Me queda perfecto!, No sé si alguno de ustedes ha
experimentado algo así, pero es demasiado satisfactorio, quería llorar de emoción.
Cuando llegue a mi casa busque un pantalón que compre en enero me lo probé y para mi gran
sorpresa era 6 tallas más grande que el pantalón que acababa de comprar. Fue
uno de los mejores días que he tenido. Los invito a intentar hacer cambios en
su vida no solo para la pérdida de peso, sino también en sus estudios, trabajos
o sueños porque al momento de tener los resultados deseados te das cuenta que
ponerle un poquito más de esfuerzo ¡Vale la pena!
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